¿Verdad que sería estupendo...?
Poema #021 (verso libre) - Sería estupendo que bastase un verso para encender un alma, y que bastase un poema para cambiar un mundo.
A veces, el mundo se vuelve demasiado ruidoso, demasiado serio, demasiado cruel. Y uno, que todavía guarda en el bolsillo algunos retales de infancia, se pregunta si no habría otra forma de habitar la realidad, de mirarla con otros ojos… más ingenuos, más limpios, más poéticos. Este poema nace de esa pregunta, de ese deseo casi infantil de reinventar lo que nos rodea con la materia de los sueños.
Escribí estos versos con alma de niño, como quien juega con un globo en medio de una guerra (guerra interna y personal). Como quien pinta corazones con rotulador en la esquina de una página arrugada por la rutina de entonces. Cada estrofa es una pequeña utopía, un «¿y si...?» lanzado al viento. No buscan respuestas, sino despertar preguntas. No proponen soluciones, sino horizontes ingenuos.
Porque, dime tú:
¿Verdad que sería estupendo...?
Verdad que sería estupendo que los recreos no acabaran nunca, que los veranos durasen hasta diciembre y los deberes fuesen cuentos por leer. Que las rodillas sucias fuesen medallas, que la hora de dormir fuese un juego más, y que tus padres nunca soltasen tu mano mientras cruzas la calle de la vida. Verdad que sería estupendo que tus amigos nunca se muden de planeta, que bastase un «hola» para salvar distancias, y un «te escucho» para arreglar el mundo. Que las traiciones fueran malentendidos resueltos con un abrazo sincero, y que el tiempo no oxidara los besos como el mar salado corroe los hierros. Verdad que sería estupendo que amar no costase tanto miedo, que los «para siempre» fueran posibles y que los besos no se volviesen rutina, que las rupturas no fueran dolorosas ni las miradas, campos baldíos, y que el amor no se aprendiese a golpes, sino como se aprende a tocar el piano. Verdad que sería estupendo que soñar no fuera cosa de débiles, que los deseos no fuesen papel mojado, ni la esperanza, un lujo de ilusos. Que bastase un verso para encender un alma, que bastase un poema para cambiar un mundo, y que la ternura no fuese un arte en extinción, sino un gran pacto secreto, entre tú y yo. Verdad que sería estupendo que volar no dependiera de billetes, ni de motores, ni de pasaportes, sino de alas que nacen en la espalda. Que las fronteras fueran líneas de un cuaderno, y las cárceles, sólo un juego de mimos. Que decir lo que uno piensa no diese miedo, y que pensar no doliera en la conciencia. Verdad que sería estupendo que el tiempo no fuese juez ni verdugo, que los relojes fueran caracoles, y los calendarios, hojas de un árbol perenne. Que envejecer no signifique despedirse, que no diese miedo el paso de los años, y que nuestra mente vuelva a su lucidez para, de nuevo, soñar y jugar al juego de la vida. 2018 © Jablago (rev. 2025) #sentioergosum
Que sigas bien.
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Muy bonitas palabras Jaime. Ojalá fuera la vida tan inocente como es la infancia. Un abrazo
Gracias por compartir tu poema, después de un duro día de trabajo me has reconfortado el alma.