Gracias, Jaime, por este texto que invita no solo a pensar, sino a hacerlo con lentitud, con honestidad y con ese raro coraje de mirar hacia dentro. Me he sentido acompañada en cada párrafo, como si tu voz convocara a otras voces —la de Séneca, la de Platón, la de ese yo interior que tantas veces silenciamos— para recordarnos que vivir sin pensar es habitar una apariencia.
También me toca profundamente, como artista, la idea de una felicidad fabricada: he visto cómo incluso la creación puede contaminarse de esa urgencia por complacer, por mostrarse, por encajar. Y sin embargo, hay un arte —como hay un pensar— que nace de la incomodidad, del silencio, del desequilibrio necesario que antecede a toda verdad.
Tu texto es una tregua. Un refugio. Y también una llamada. Porque espero que, como dices, el pensamiento crítico no haya muerto. Solo duerma. Desde luego, textos como éste, sin duda alguna lo despertarían. Gracias por mencionarlo.
Gracias por dedicarme tiempo de lectura, Chus. Celebro que haya resonado en ti mi pesar acerca del pensar. Creo, espero y deseo que solamente esté durmiendo. El pensamiento crítico es vital para conseguir ser mejores personas, de ello no tengo duda alguna.
No es lo mismo pensar desde el miedo, que hacerlo desde la calma. Desde el juicio o desde la duda honesta. Lo difícil es saber desde dónde lo estás haciendo, porque a veces hasta pensar se vuelve automático. Tu texto me hizo ver eso. Que también se puede pensar con presencia. No para evadir, sino para entender. Para ordenar. Para quedarse un rato más en lo que duele, en lo que pasa, en lo que uno siente.
A veces uno no necesita más ruido. Solo un pensamiento claro. Uno solo que te haga ver distinto.
No para tener razón, sino para ver mejor.
Para no tragarte todo. Para saber qué sí, qué no, qué ya no.
Gracias por decirlo sin arrogancia. Por invitar a mirar hacia adentro sin decir “hazlo”. Por escribir desde ese lugar donde se nota que uno no está tratando de quedar bien, sino de entenderse.
Yo creo que el pensar, el aplicar pensamiento crítico a tu vida, es enriquecerla. Siempre. Pensar desde la serenidad es lo mejor, no cabe duda. Pero siempre hay que pensar para ordenar ideas, formas de pensamiento y formas de vivir la vida. Pero sobre todo, para entenderse.
Sí, creo que al final pensar —cuando es sincero, cuando es sereno— también se convierte en una forma de estar más presente. De no dejarnos arrastrar por todo lo que pasa afuera, ni por todo lo que se mueve adentro.
Y justo como dices: pensar para entenderse, no para ganarle a nadie, ni siquiera a uno mismo.
"Y aunque el ruido en nuestro día a día sea ensordecedor, el pensamiento —cuando es verdadero— no necesita gritar. Solo necesita tiempo. Silencio. Y una voluntad firme que le diga: sí, te escucho."
El mejor terapeuta que he tenido ha sido mi mentor en filosofía con la filosofía practica y leyendo a grandes pensadores que mencionas. Quizá es el camino más largo y más complicado…pero es el más acertado cuando pierdes el rumbo de tu vida.
Gracias una vez más por ilustrarnos con tus palabras. Un abrazo Jaime.
Cuánto daño le estamos haciendo a la filosofía, qué poco se habla de ello. La filosofía nos enseña cosas del vivir que no aprendemos en ninguna otra parte. La desgracia es que los que nos damos cuenta es porque venimos de sitios oscuros y un buen bofetón de sabiduría nos hizo recobrar el sentido.
¡Qué suerte tener un mentor en filosofía! 😃
Gracias a ti siempre, por pasar a dedicarme tu tiempo. 💜
Veo en tus palabras muchas de las ideas que tantas veces se me han pasado por la cabeza al leer libros, ver mi entorno y escuchar a los demás. Gran parte de los argumentos que se sostienen en debates no son propios, la mayoría de las veces, por pereza, las personas no hacen el esfuerzo intelectual de llegar a conclusiones y solo repiten lo que otros dicen. Igual sucede con los gustos, son calcos de imitar a otras personas. Como si hubiese una guía ya diseñada de que´hacer para pasarlo bien y ser feliz.
Es más fácil imitar ideologías y personas que ejercitar el pensamiento crítico.
Tú y yo siempre estamos en la misma línea en estas cosas, recuerdo que lo hablamos en su día, pero me sigue asombrando la indiferencia de esas personas que se conforman con seguir siempre en lo mismo mes a mes, año tras año... Es algo que me cuesta entender, ciertamente.
Sí, a mi también me impresionan. Yo suelo pensar en que simplemente son personas que no sienten ese impulso a probar más allá, a mejorar o preguntarse el por qué de las cosas. Tengo amigos que son así. Simplemente es que son menos curiosas.
Habrá parte genética y parte del contexto, imagino.
Tenía un profesor en la universidad que siempre nos decía que «investigamos desde los hombros de quienes nos precedieron y avanzamos a partir de ellos»; una máxima que siempre he tenido presente, pero, como dices, parece que se está olvidando.
Ciertamente estamos olvidando lo más bonito que tiene la vida, que es aprender siempre cosas nuevas; aprender a vivir, en resumidas cuentas. Espero, al menos, que aquellos que lo han olvidado se den cuenta a tiempo de su error y sepan rectificar.
Pensar es, a veces, dudar y la semilla de la duda sólo germina en mentes cultivadas.
Gracias por tu comentario José Manuel. Coincido al 100% con tu apreciación. 😉
Gracias, Jaime, por este texto que invita no solo a pensar, sino a hacerlo con lentitud, con honestidad y con ese raro coraje de mirar hacia dentro. Me he sentido acompañada en cada párrafo, como si tu voz convocara a otras voces —la de Séneca, la de Platón, la de ese yo interior que tantas veces silenciamos— para recordarnos que vivir sin pensar es habitar una apariencia.
También me toca profundamente, como artista, la idea de una felicidad fabricada: he visto cómo incluso la creación puede contaminarse de esa urgencia por complacer, por mostrarse, por encajar. Y sin embargo, hay un arte —como hay un pensar— que nace de la incomodidad, del silencio, del desequilibrio necesario que antecede a toda verdad.
Tu texto es una tregua. Un refugio. Y también una llamada. Porque espero que, como dices, el pensamiento crítico no haya muerto. Solo duerma. Desde luego, textos como éste, sin duda alguna lo despertarían. Gracias por mencionarlo.
Gracias por dedicarme tiempo de lectura, Chus. Celebro que haya resonado en ti mi pesar acerca del pensar. Creo, espero y deseo que solamente esté durmiendo. El pensamiento crítico es vital para conseguir ser mejores personas, de ello no tengo duda alguna.
Un fuerte abrazo. 🤗
Hay una forma de pensar que agota.
Y otra que te acomoda por dentro.
No es lo mismo pensar desde el miedo, que hacerlo desde la calma. Desde el juicio o desde la duda honesta. Lo difícil es saber desde dónde lo estás haciendo, porque a veces hasta pensar se vuelve automático. Tu texto me hizo ver eso. Que también se puede pensar con presencia. No para evadir, sino para entender. Para ordenar. Para quedarse un rato más en lo que duele, en lo que pasa, en lo que uno siente.
A veces uno no necesita más ruido. Solo un pensamiento claro. Uno solo que te haga ver distinto.
No para tener razón, sino para ver mejor.
Para no tragarte todo. Para saber qué sí, qué no, qué ya no.
Gracias por decirlo sin arrogancia. Por invitar a mirar hacia adentro sin decir “hazlo”. Por escribir desde ese lugar donde se nota que uno no está tratando de quedar bien, sino de entenderse.
Pensar también puede ser una forma de cuidar.
De quedarse.
De estar.
Me hizo bien leerte.
Gracias por tu comentario Eduardo. 😉
Yo creo que el pensar, el aplicar pensamiento crítico a tu vida, es enriquecerla. Siempre. Pensar desde la serenidad es lo mejor, no cabe duda. Pero siempre hay que pensar para ordenar ideas, formas de pensamiento y formas de vivir la vida. Pero sobre todo, para entenderse.
Un abrazo. 🤗
Gracias a ti por recibirlo con esa claridad.
Sí, creo que al final pensar —cuando es sincero, cuando es sereno— también se convierte en una forma de estar más presente. De no dejarnos arrastrar por todo lo que pasa afuera, ni por todo lo que se mueve adentro.
Y justo como dices: pensar para entenderse, no para ganarle a nadie, ni siquiera a uno mismo.
Un abrazo grande.
Siempre me encanta leerte, Jaime, precisamente porque nos haces pensar un poquito, mover la cabeza diciendo: cuánta razón.
Gracias Cristina. A mí me encanta que me leas y que me dediques tu valioso tiempo.
Gracias por estar. 💜
"Y aunque el ruido en nuestro día a día sea ensordecedor, el pensamiento —cuando es verdadero— no necesita gritar. Solo necesita tiempo. Silencio. Y una voluntad firme que le diga: sí, te escucho."
Absoluto. Gracias
Gracias a ti, Silvana, por dedicar un pedacito de tu tiempo a leerme. 🤗
Sigamos pronunciando esperanza 🤗
Eso Ver@. Que nunca falte la esperanza. Imprescindible.
Gracias por tu tiempo y por comentar. 🤗
Cuántas verdades en esta carta.
El mejor terapeuta que he tenido ha sido mi mentor en filosofía con la filosofía practica y leyendo a grandes pensadores que mencionas. Quizá es el camino más largo y más complicado…pero es el más acertado cuando pierdes el rumbo de tu vida.
Gracias una vez más por ilustrarnos con tus palabras. Un abrazo Jaime.
Me alegra verte por aquí Alma. 🤗
Cuánto daño le estamos haciendo a la filosofía, qué poco se habla de ello. La filosofía nos enseña cosas del vivir que no aprendemos en ninguna otra parte. La desgracia es que los que nos damos cuenta es porque venimos de sitios oscuros y un buen bofetón de sabiduría nos hizo recobrar el sentido.
¡Qué suerte tener un mentor en filosofía! 😃
Gracias a ti siempre, por pasar a dedicarme tu tiempo. 💜
Estoy de acuerdo con tu visión, Jaime.
Veo en tus palabras muchas de las ideas que tantas veces se me han pasado por la cabeza al leer libros, ver mi entorno y escuchar a los demás. Gran parte de los argumentos que se sostienen en debates no son propios, la mayoría de las veces, por pereza, las personas no hacen el esfuerzo intelectual de llegar a conclusiones y solo repiten lo que otros dicen. Igual sucede con los gustos, son calcos de imitar a otras personas. Como si hubiese una guía ya diseñada de que´hacer para pasarlo bien y ser feliz.
Es más fácil imitar ideologías y personas que ejercitar el pensamiento crítico.
Gracias por tu comentario Álvaro.
Tú y yo siempre estamos en la misma línea en estas cosas, recuerdo que lo hablamos en su día, pero me sigue asombrando la indiferencia de esas personas que se conforman con seguir siempre en lo mismo mes a mes, año tras año... Es algo que me cuesta entender, ciertamente.
Un fuerte abrazo. 🤗
Sí, a mi también me impresionan. Yo suelo pensar en que simplemente son personas que no sienten ese impulso a probar más allá, a mejorar o preguntarse el por qué de las cosas. Tengo amigos que son así. Simplemente es que son menos curiosas.
Habrá parte genética y parte del contexto, imagino.
Tenía un profesor en la universidad que siempre nos decía que «investigamos desde los hombros de quienes nos precedieron y avanzamos a partir de ellos»; una máxima que siempre he tenido presente, pero, como dices, parece que se está olvidando.
Gracias por tu comentario Cristina.
Ciertamente estamos olvidando lo más bonito que tiene la vida, que es aprender siempre cosas nuevas; aprender a vivir, en resumidas cuentas. Espero, al menos, que aquellos que lo han olvidado se den cuenta a tiempo de su error y sepan rectificar.
Un abrazo. 🤗