Yo también aprendí (alguien me lo tuvo que enseñar, por supuesto) a vivir en el hoy, en el ahora. Por eso disfruto de mi desayuno tranquilo cada mañana (me tengo que levantar antes, por supuesto, pero ese momento de respirar merece la pena). De camino al trabajo disfruto de observar la naturaleza: árboles, plantas, nubes y sonrío al descubrir nuevas flores en el camino (eso sin estar en el campo, solo al caminar por las calles). Y, al llegar, la locura de cada día, las prisas, los “tengo que hacer”… pero es diferente, ya he respirado.
Por las noches también tengo momentos de lectura y relax. La vida se vive mejor ♥️
Creo que esa fue una de las razones por las que me vine a vivir a un pueblo. Nada de ruidos, de voces, de luces a deshora. Y la posibilidad de disfrutar de paseos por la naturaleza y de un ritmo de vida tranquilo a diferencia de lo vivido en mi oficina… 6 años después, no volvería a vivir en una ciudad grande. Mi calidad de vida ha aumentado y no me arrepiento del cambio..
¡Qué bueno Mercedes! Vivir en plena naturaleza es lo más de lo más. Al menos nos permite no ser influenciados por el estrés y las prisas de otros. La vida tranquila es todo un descubrimiento cuando no se ha tenido antes o se ha perdido.
Mi oficina es conflictiva, así que era eso o el psiquiátrico... La decisión, pues, fue fácil. 😂
El mero hecho de ir desde mi oficina hasta mi casa hace que se me pase cualquier rollo que haya podido pasar. Es una terapia gratuita... por el precio de vivir aquí.
En mi oficina, sin embargo, me dijeron que iba a tener menos vida social. La realidad es que me he quitado de mucho cotilla que venía a ver mi casa. Desplazarse hasta aquí no es lo mismo que ir tres calles más allá. 🤣
Gracias a ti por escribir esa reflexión. Yo sí tuve una infancia feliz (a pesar de los conflictos) y casi se puede decir que salvaje. Nada como los niños de hoy con los móviles: nos subíamos a los árboles, nos tirábamos piedras, patinábamos montados en bici, jugábamos al balón, etc. Eso fue otra razón para venirme aquí. 🏡
Me hiciste recordar cuando de niña me levantaba y en lo primero que pensaba era ¿qué voy a jugar?, ¡tiempos aquellos!
Mi sobrina menor de casi dos años me hace olvidarme del celular y de mirar el reloj a cada rato. Ella me invita a disfrutar de la vida con sus ojos.
Es curioso porque estos últimos días he estado escuchando pódcast acerca del movimiento slow living y esta carta conecta con esa forma de vivir la vida.
Ha sido un gusto leerte y espero poner en práctica los consejos que nos has compartido.
Me alegra saber que te ha gustado, Mary. Yo también tengo un sobrino de 2 años y medio y cuando lo observo me veo a mí mismo. Yo soy muy fan de la vida tranquila, desde que descubrí sus beneficios y realmente disfruto mucho más de la vida ahora, que hace 6 años. Como todo, uno no es consciente de lo que es, hasta que lo pone en práctica.
Yo me he propuesto acabar mis días viviendo de esa manera. Estoy ya cerca. 😊 En mi caso no tengo registro de haber vivido así antes, pues tuve una infancia muy compleja. Pero me lo estoy labrando poquito a poco, a puro cincel sobre mármol. Hace poco leí esta frase, y me encantó: "Nunca es tarde para vivir una infancia feliz".
En efecto, nunca es tarde si la dicha es buena, Clara. De eso no tengo dudas. Yo te animo de corazón a hacerlo. En tu caso además te hará el doble de bien. Si has tenido una infancia compleja entiendo que los beneficios serán más acentuados, al fin y al cabo, quien tuvo una buena infancia pero la ha olvidado, es algo que «recupera» de algún modo. En tu caso imagino que será una experiencia diferente y muy especial, ya que tú vas a «descubrirlo» y será fascinante. 😉
Es tan cierto todo lo que dices, Jaime.
Yo también aprendí (alguien me lo tuvo que enseñar, por supuesto) a vivir en el hoy, en el ahora. Por eso disfruto de mi desayuno tranquilo cada mañana (me tengo que levantar antes, por supuesto, pero ese momento de respirar merece la pena). De camino al trabajo disfruto de observar la naturaleza: árboles, plantas, nubes y sonrío al descubrir nuevas flores en el camino (eso sin estar en el campo, solo al caminar por las calles). Y, al llegar, la locura de cada día, las prisas, los “tengo que hacer”… pero es diferente, ya he respirado.
Por las noches también tengo momentos de lectura y relax. La vida se vive mejor ♥️
Qué bueno Mar. Precisamente de eso va la vida, en mi humilde opinión, de buscar esos pequeños momentos que nos hacen felices y disfrutarlos al máximo.
Gracias por comentar. 🤗
Creo que esa fue una de las razones por las que me vine a vivir a un pueblo. Nada de ruidos, de voces, de luces a deshora. Y la posibilidad de disfrutar de paseos por la naturaleza y de un ritmo de vida tranquilo a diferencia de lo vivido en mi oficina… 6 años después, no volvería a vivir en una ciudad grande. Mi calidad de vida ha aumentado y no me arrepiento del cambio..
¡Qué bueno Mercedes! Vivir en plena naturaleza es lo más de lo más. Al menos nos permite no ser influenciados por el estrés y las prisas de otros. La vida tranquila es todo un descubrimiento cuando no se ha tenido antes o se ha perdido.
Gracias por comentar. ❤️
Mi oficina es conflictiva, así que era eso o el psiquiátrico... La decisión, pues, fue fácil. 😂
El mero hecho de ir desde mi oficina hasta mi casa hace que se me pase cualquier rollo que haya podido pasar. Es una terapia gratuita... por el precio de vivir aquí.
En mi oficina, sin embargo, me dijeron que iba a tener menos vida social. La realidad es que me he quitado de mucho cotilla que venía a ver mi casa. Desplazarse hasta aquí no es lo mismo que ir tres calles más allá. 🤣
Gracias a ti por escribir esa reflexión. Yo sí tuve una infancia feliz (a pesar de los conflictos) y casi se puede decir que salvaje. Nada como los niños de hoy con los móviles: nos subíamos a los árboles, nos tirábamos piedras, patinábamos montados en bici, jugábamos al balón, etc. Eso fue otra razón para venirme aquí. 🏡
Me hiciste recordar cuando de niña me levantaba y en lo primero que pensaba era ¿qué voy a jugar?, ¡tiempos aquellos!
Mi sobrina menor de casi dos años me hace olvidarme del celular y de mirar el reloj a cada rato. Ella me invita a disfrutar de la vida con sus ojos.
Es curioso porque estos últimos días he estado escuchando pódcast acerca del movimiento slow living y esta carta conecta con esa forma de vivir la vida.
Ha sido un gusto leerte y espero poner en práctica los consejos que nos has compartido.
Abrazo, Jaime 🤗.
Me alegra saber que te ha gustado, Mary. Yo también tengo un sobrino de 2 años y medio y cuando lo observo me veo a mí mismo. Yo soy muy fan de la vida tranquila, desde que descubrí sus beneficios y realmente disfruto mucho más de la vida ahora, que hace 6 años. Como todo, uno no es consciente de lo que es, hasta que lo pone en práctica.
Gracias por estar. ❤️
Un abrazo.🤗
Yo me he propuesto acabar mis días viviendo de esa manera. Estoy ya cerca. 😊 En mi caso no tengo registro de haber vivido así antes, pues tuve una infancia muy compleja. Pero me lo estoy labrando poquito a poco, a puro cincel sobre mármol. Hace poco leí esta frase, y me encantó: "Nunca es tarde para vivir una infancia feliz".
En efecto, nunca es tarde si la dicha es buena, Clara. De eso no tengo dudas. Yo te animo de corazón a hacerlo. En tu caso además te hará el doble de bien. Si has tenido una infancia compleja entiendo que los beneficios serán más acentuados, al fin y al cabo, quien tuvo una buena infancia pero la ha olvidado, es algo que «recupera» de algún modo. En tu caso imagino que será una experiencia diferente y muy especial, ya que tú vas a «descubrirlo» y será fascinante. 😉
Gracias por comentar. ❤️
Sí, lo viene siendo, Jaime. Fascinante y compleja a partes iguales. 😄
Un abrazo!
Un placer leerte ♥️
Un placer que me leas, Isabel. ❤️