Tu reflexión sobre la autoestima plantea un enfoque interesante sobre la diferencia entre la validación externa y la auténtica seguridad interior. Coincido en que vivimos en una sociedad que nos educa en la necesidad de ser reconocidos, y a menudo confundimos la autoestima con una construcción frágil que depende de la mirada ajena. Sin embargo, me surge una pregunta: ¿hasta qué punto la autoestima puede ser completamente independiente del entorno?
Si bien la filosofía estoica nos invita a encontrar la fortaleza dentro de nosotros mismos, también somos seres relacionales, y nuestro desarrollo identitario se nutre del diálogo con el mundo. La cuestión quizás no sea solo evitar la dependencia del juicio ajeno, sino aprender a filtrar las influencias, discerniendo cuáles alimentan nuestro crecimiento y cuáles nos encadenan a expectativas vacías.
Además, me parece interesante el matiz que introduces sobre la relación entre el ego y la autoestima. Podría decirse que el ego busca la aprobación para sostenerse, mientras que la autoestima se construye en la aceptación de nuestra vulnerabilidad. Sin embargo, incluso el reconocimiento externo, cuando es genuino y no un mero combustible para el ego, puede ser una brújula en nuestro camino de autoconocimiento.
En definitiva, tu texto invita a una introspección necesaria en tiempos donde la identidad parece tan condicionada por métricas externas. Me deja pensando en la sutil frontera entre la independencia emocional y la necesidad humana de conexión. Quizás, más que renunciar a toda validación, el reto sea encontrar un equilibrio entre el mundo interior y el reflejo que nos devuelve el otro.
Mi opinión es muy similar a la tuya, si bien yo creo que tener una buena fortaleza interior y aprender a discernir aquello que nos enriquece de lo que no, es clave para nuestra autoestima, al margen de nuestras relaciones sociales con otras personas. Escribí esta carta debido a que en mi entorno cada vez veo más inseguridades y personas que, incluso parecen tener falta de personalidad propia debido a esas inseguridades. La validación externa no tiene por qué ser mala, siempre y cuando no sea eso lo único que se busca para sentirse realizado, como veo en algunos casos.
Me ha gustado mucho, estoy totalmente de acuerdo contigo, es fácil caer en buscar la mirada ajena, en la aprobación y la validación, lo difícil es mirar hacia dentro y decir: "estoy satisfecha con lo que veo"
Me alegro que te gustara Maite. Gracias por comentar.
Me gusta mucho la frase que dice eso de que «el sentido común es el menos común de los sentidos» pero es que en eso que comentas está el quid de la cuestión: si no estamos satisfechos con nosotros mismos, rara vez lo estaremos en otra circunstancia.
"La auténtica autoestima, es serena, introspectiva y radicalmente independiente de los éxitos visibles o los aplausos efímeros."
Radicalmente independiente, es precioso.
Gracias.
Silvana Pastor
Muchas gracias, Silvana, por comentar y decirme que te ha gustado.
Bienvenida. 🤗
Tu reflexión sobre la autoestima plantea un enfoque interesante sobre la diferencia entre la validación externa y la auténtica seguridad interior. Coincido en que vivimos en una sociedad que nos educa en la necesidad de ser reconocidos, y a menudo confundimos la autoestima con una construcción frágil que depende de la mirada ajena. Sin embargo, me surge una pregunta: ¿hasta qué punto la autoestima puede ser completamente independiente del entorno?
Si bien la filosofía estoica nos invita a encontrar la fortaleza dentro de nosotros mismos, también somos seres relacionales, y nuestro desarrollo identitario se nutre del diálogo con el mundo. La cuestión quizás no sea solo evitar la dependencia del juicio ajeno, sino aprender a filtrar las influencias, discerniendo cuáles alimentan nuestro crecimiento y cuáles nos encadenan a expectativas vacías.
Además, me parece interesante el matiz que introduces sobre la relación entre el ego y la autoestima. Podría decirse que el ego busca la aprobación para sostenerse, mientras que la autoestima se construye en la aceptación de nuestra vulnerabilidad. Sin embargo, incluso el reconocimiento externo, cuando es genuino y no un mero combustible para el ego, puede ser una brújula en nuestro camino de autoconocimiento.
En definitiva, tu texto invita a una introspección necesaria en tiempos donde la identidad parece tan condicionada por métricas externas. Me deja pensando en la sutil frontera entre la independencia emocional y la necesidad humana de conexión. Quizás, más que renunciar a toda validación, el reto sea encontrar un equilibrio entre el mundo interior y el reflejo que nos devuelve el otro.
Hola Chus. Gracias por tu comentario.
Mi opinión es muy similar a la tuya, si bien yo creo que tener una buena fortaleza interior y aprender a discernir aquello que nos enriquece de lo que no, es clave para nuestra autoestima, al margen de nuestras relaciones sociales con otras personas. Escribí esta carta debido a que en mi entorno cada vez veo más inseguridades y personas que, incluso parecen tener falta de personalidad propia debido a esas inseguridades. La validación externa no tiene por qué ser mala, siempre y cuando no sea eso lo único que se busca para sentirse realizado, como veo en algunos casos.
Gracias por enriquecer la conversación. 🤗
Me ha gustado mucho, estoy totalmente de acuerdo contigo, es fácil caer en buscar la mirada ajena, en la aprobación y la validación, lo difícil es mirar hacia dentro y decir: "estoy satisfecha con lo que veo"
Me alegro que te gustara Maite. Gracias por comentar.
Me gusta mucho la frase que dice eso de que «el sentido común es el menos común de los sentidos» pero es que en eso que comentas está el quid de la cuestión: si no estamos satisfechos con nosotros mismos, rara vez lo estaremos en otra circunstancia.
Un abrazo. 🤗
Totalmente hermosa y muy cierta y clara!!!
Me alegra que te haya gustado Mirtya
Gracias por estar. 🤗
Que lectura tan llena de verdad y muy sutil. Gracias.
Gracias por tus bonitas palabras. Un abrazo. 🤗
No se puede expresar mejor, ni más conciso. 😊
Gracias Clara. 🤗❤️