Mi adorable Nuba, mi fiel y leal compañera, sigue estando muy presente en mi corazón. Y así seguirá siendo de por vida, para deleite de mis recuerdos, hasta que yo me muera. Ella falleció en mayo de 2021, pero para mí parece que fue ayer y siempre que veo a una Labrador Retriever de color blanco, creo verla a ella.
Contexto
Nuba y yo estuvimos algo distanciados en los últimos 3 años de su vida, lamentablemente, antes de su fallecimiento. Yo me separé de mi pareja en 2018 y ella se quedó a su cuidado. Por lo que nos veíamos una vez por semana, en mayor o menor medida. Todavía siento una culpa muy grande por cosas que sucedieron en el día de su marcha. Por motivos que no vienen al caso, cuando me avisaron, yo decidí coger el coche y alejarme a llorar su pérdida, en vez de estar con ella en sus últimos momentos. Y esto es algo que todavía me duele, y mucho.
Es difícil expresar mis sentimientos cada vez que pienso en Nuba y lo que supuso mi vida con ella. Ya he contado un episodio desgarrador que viví hace unos años y lo que hizo ella por mí en esos momentos, quizá sin saberlo, quizá sin ser consciente de ello, o quizá sí sabía por lo que estaba pasando y lo que yo sentía. Quién sabe. Lo que sí sé es que gracias a ella yo sigo aquí, y es algo que no olvidaré nunca. Por eso, el no haber estado en su lecho de muerte es algo que me acongoja, que me oprime el pecho, y que no me deja fluir cuando pienso en esos momentos.
Muchos probablemente pensarán que soy un sensiblero. Que es sólo un perro. Que dramatizo mucho la pérdida. Me da igual lo que piensen. Yo sé de buena tinta lo que supone convivir con un ser como Nuba. Para mí no es una mascota. No es una perra. Y no es un animal. Para mí es y será siempre mi fiel y leal compañera.
Arturo lo sabe explicar mejor que yo:
Déjame contarte, porque de eso sé algo. He tenido cinco perros, así que calcula. Y no hay nada en el mundo como ellos. No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente. No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra. He dicho muchas veces que ningún ser humano vale lo que un buen perro. Cuando uno de nosotros muere, no se pierde gran cosa. La vida me dio esa certeza. Pero cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro. Más triste y más sucio.
Arturo Pérez Reverte. 2012 (Columna completa)
Y sin más preámbulos, aquí te dejo con el soneto doble que le escribí a los pocos meses de su marcha para poder mitigar, en parte, el dolor.
Mi adorable Nuba
Dejaste mi corazón despedazado con tu muerte, mi estimada, noble y bien amada Nuba. Mi gran sentimiento de culpa solo me deja duda de si era merecedor de tu lealtad y de mi suerte. En verdad quise resistirme a tu horrible pérdida, pero en tu lecho de muerte, Nubita, yo no pude estar, porque tengo esa cruel cobardía y ese gran pesar que me produce siempre la muerte consabida. Estos versos escribo porque necesito con ahínco tu perdón. Mi grave ausencia en ese día es un dolor eterno y constante que siento, padezco y sufro desde entonces en mi corazón. Fui egoísta, lo sé. Tú me necesitaste y yo no estuve a la altura, me requeriste a tu lado, pero yo decidí subir al monte a llorarte, y ese arrepentimiento me llevaré a la tumba o perderé la cordura. Contigo de muchas cosas me urgía haber conversado, porque tú fuiste una inmensa luz en mi oscuro universo, porque tu honesto amor superó con creces todo mi verso, y comprenderías las sinrazones que te hubiere confesado. Desde el mundo de los vivos yo te extraño y te recuerdo, actuando con tu cabecita blanca ladeada y tus expresivos ojos marrones, con tus ladridos profundos e intensos y tus propias razones. Aquí me tienes, por si me necesitas, o por si me estás pensando. Allá donde estés, sé que alguien contará siempre con tu lealtad. Dichosos sean todos aquellos que en tu camino se crucen, porque aprenderán a valorar más su vida, y a superar su dificultad. Gracias por formar parte de mi vida y por habitar mi corazón. Gracias eternas por tu asistencia y comprensión, mi adorable Nuba, porque en mis peores momentos, tú estuviste, y me salvaste de la sinrazón. 2022 ©️ Jablago. #sentioergosum
Gracias por leerme.
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Qué descanse en paz Nuba 💖
Hermoso escrito Jaime. Lo que Nuba te regaló vive en ti y nos los has regalado a través del escrito. Sé que hoy en esos momentos de dificultad ella aún te acompaña. El amor es una energía indestructible que trasciende tiempo y espacio. Cuando recuerdas y piensas a Nuba, una vez más ella está ahí contigo acompañándote. ¡Por siempre!
Un abrazo, gracias por este escrito ✨
Es una conexión especial la que se siente con un animal así, yo la tuve con mi Rigo, que también era un labrador rubio. Quizá quien no la ha experimentado se atreve a decir eso de "pero si solo es un perro" no pueden decir más por eso, porque no saben lo que es vivir al lado de alguien así y perderlo. Te acompaño en tu dolor yo si te entiendo, tuve la gran suerte de tenerlo ✨️