Voy en un ruidoso bus en Madrid, y por un ratito todo el ruido a mi alrededor se ha silenciado. Me has tenido enganchada desde la primera frase, me he imagino todo tan bien… qué bonita historia, Jaime. Felicidades.
Con el corazón en un puño me ha dejado tu relato, Jaime. Qué bonito, y qué triste. Y qué bonito. 😌 Me ha recordado a los últimos años de vida de mi abuela materna, que fue como una madre para mí, y que se fue perdiendo lentamente en el olvido de sí.
Visitarla en la residencia de ancianos era duro. Pero, al mismo tiempo, cada vez tenía más mirada de niña pequeña. Como si, en ese olvidarse de sí misma y de toda su vida, hubiese reconectado con algo muy esencial de sí misma. Aunque durante toda su vida fue una mujer muy seria, en los últimos meses de su vida, siempre me recibía con una sonrisa dulcísima y agradecida, aunque ya no sabía quién era nadie.
Su desvanecimiento progresivo fue toda una lección de muchas cosas importantes. Todas las que tú has comprimido en tu relato. Muchas gracias por traerlo a la vida, Jaime. 💙🙏💙
Impresionante lo que me cuentas, Clara. Estas son cosas de la vida que hemos de tener muy presentes, para bien y para mal. Hemos de aprovechar bien nuestro tiempo, porque nunca se sabe lo que la vida nos tiene reservado… Yo también viví algo parecido a lo que cuentas con mi abuela, aunque en mi caso desde la distancia. En sus últimos meses de vida, cuando la llamaba por teléfono (vivíamos a 3000km de distancia), habían veces que no me recordaba bien. Ella siempre me llamaba Jaramillo, y cuando no lo hacía, sabía que estaba en un mal día… recuerdos tristes…
Sí, mejor quedarse con los recuerdos buenos, yo creo. Los últimos suelen ser los más duros, y tienen el peligro de cubrir todo lo bueno con una pátina amarga...
Un abrazo grande, Jaime. Es un gusto leerte, siempre. 😊
Un río de recuerdos hacia el mar del olvido…esos que se saben desaparecidos pero disfrutan cada instante de su recorrido.
Que bonito texto Jaime, con los ojos humedecidos te felicito una vez más por la sensibilidad de tu escritura y recordarnos el valor y la fortuna de poder recordar. Un abrazo.🥹🫶🏻
Voy en un ruidoso bus en Madrid, y por un ratito todo el ruido a mi alrededor se ha silenciado. Me has tenido enganchada desde la primera frase, me he imagino todo tan bien… qué bonita historia, Jaime. Felicidades.
Y no sabes todo lo que me alegra haberte hecho el viaje más ameno y que te haya enganchado la historia, mi estimada Cristina. ❤️
Gracias por estar!! 🤗
Excelente relato. Sacude fibras de mi ser. Nuestro padre y el tiempo, del reloj de la vida por hoy nadie nos salva. Abrazos.
Gracias Norberto. Aprovechemos el tiempo al máximo. Un abrazo. 🤗
Este relato equivale a cada una de las palabras de la expresión "escribir con el corazón". Gracias por compartirlo Jaime.
Gracias Javier. Muchas gracias por tu apoyo. 🤗
Con el corazón en un puño me ha dejado tu relato, Jaime. Qué bonito, y qué triste. Y qué bonito. 😌 Me ha recordado a los últimos años de vida de mi abuela materna, que fue como una madre para mí, y que se fue perdiendo lentamente en el olvido de sí.
Visitarla en la residencia de ancianos era duro. Pero, al mismo tiempo, cada vez tenía más mirada de niña pequeña. Como si, en ese olvidarse de sí misma y de toda su vida, hubiese reconectado con algo muy esencial de sí misma. Aunque durante toda su vida fue una mujer muy seria, en los últimos meses de su vida, siempre me recibía con una sonrisa dulcísima y agradecida, aunque ya no sabía quién era nadie.
Su desvanecimiento progresivo fue toda una lección de muchas cosas importantes. Todas las que tú has comprimido en tu relato. Muchas gracias por traerlo a la vida, Jaime. 💙🙏💙
Y feliz Halloween! 🎃
Impresionante lo que me cuentas, Clara. Estas son cosas de la vida que hemos de tener muy presentes, para bien y para mal. Hemos de aprovechar bien nuestro tiempo, porque nunca se sabe lo que la vida nos tiene reservado… Yo también viví algo parecido a lo que cuentas con mi abuela, aunque en mi caso desde la distancia. En sus últimos meses de vida, cuando la llamaba por teléfono (vivíamos a 3000km de distancia), habían veces que no me recordaba bien. Ella siempre me llamaba Jaramillo, y cuando no lo hacía, sabía que estaba en un mal día… recuerdos tristes…
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Sí, mejor quedarse con los recuerdos buenos, yo creo. Los últimos suelen ser los más duros, y tienen el peligro de cubrir todo lo bueno con una pátina amarga...
Un abrazo grande, Jaime. Es un gusto leerte, siempre. 😊
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Un río de recuerdos hacia el mar del olvido…esos que se saben desaparecidos pero disfrutan cada instante de su recorrido.
Que bonito texto Jaime, con los ojos humedecidos te felicito una vez más por la sensibilidad de tu escritura y recordarnos el valor y la fortuna de poder recordar. Un abrazo.🥹🫶🏻
Muchas gracias, Alma, por tus palabras y por tu apoyo, siempre. Me alegra que te haya gustado. ❤️