Podría decirse que, a lo largo de mi vida, el amor ha sido un huésped esquivo. No suelo usar el verbo amar con la soltura con la que otros lo hacen. No es que lo rechace, simplemente no me siento del todo cómodo con él. Es curioso, sí, pero así lo siento. Prefiero decir me encanta, me gusta, o disfruto con antes que un yo amo. Me parecen palabras más mías, más cercanas, menos comprometedoras, quizá.
Sin embargo, hay días en los que todo el mundo me recordará que el amor existe, que flota en el aire, y se colará entre las conversaciones y los gestos. Dejando a un lado la vertiente comercial del 14 de febrero (en la que no estoy para nada de acuerdo), es innegable que hoy es uno de esos días en los que el amor lo impregnará todo. Se hablará de él en las calles, en los escaparates, en los mensajes que van y vienen en los móviles, y en las miradas de quienes tienen a alguien a quien nombrar con ternura. Hoy el amor será tema de conversación, moneda de cambio, declaración y susurro.
Y, al final, me he dicho: qué diantre, yo también estoy enamorado de muchas cosas. También tengo mis momentos.
Así que me he dicho: ¿por qué no escribir un poema de amor en un día como hoy?
Vamos a ello.
Podría decirse que…
El amor está en todas partes
Podría decirse que... El amor está en todas partes, está en lo que toco y en lo que me toca, en la taza caliente que tengo entre mis manos, en estos momentos de escritura en silencio. Está en las risas que oigo a lo lejos, en el murmullo de personas comenzando el día, está en el maullido de Maia, mi compañera, que se despereza en el albor de un nuevo día. El amor está en estos versos que lees, en la tinta impresa que se vuelve poema, en las palabras que brotan buscando el sentido, en cada forma que imaginas en tu mente. Podría decirse que... El amor no solo está; también es: es la certeza de que alguien piensa en ti, es la espera paciente, el paso del tiempo sin prisa, es la mirada que entiende sin palabras, es lo que permanece cuando todo calla. El amor habita en las cosas sencillas, en un pequeño gesto, una mano tendida, en el «quédate un rato» y hacer compañía, sin marcharse, sin decir adiós. Es abrir la ventana, liberar tu alma, y dejar que el mundo entre en ella, sintiendo que, en lo simple, todo tiene sentido. Por todo, podría decirse, sin lugar a dudas, que el amor está en todas partes. 2025 © Jablago #sentioergosum
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Sí, estoy de acuerdo. Me gusta tus ejemplos en el poema. Y es como trato a vivir, notar dónde se esconde a plena vista.
Que bonita descripción de los dos placeres, leer y escribir. Comparto lo que describes ya que para mi es terapéutico bailar con las palabras que a diario me define el día que quiero vivir. Gracias 🦋✨