Ciclos de 7 años, felicidad y aprendizajes
La felicidad está en disfrutar de todas esas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena.
En una ocasión, hablando con mi madre, me comentó que una de las cosas que la vida le ha enseñado es que ésta consta de ciclos de 7 años. A lo largo de su vida ha pasado por periodos de esplendor y por periodos miserables, pero la gran mayoría de ellos han durado 7 años —año arriba, año abajo—. Curioso.
Mi madre va a cumplir 79 años este mes de junio y siempre se ha buscado la vida, en sentido literal, desde que tenía 15 años. De familia muy humilde, madre limpiadora y padre camarero, ella tuvo que ponerse a trabajar muy jovencita. En tiempos de post guerra era lo que había que hacer si uno quería salir adelante.
En aquellos años de dificultades mi abuelo ingresó en el hospital por una pulmonía mal curada y fallecía a las pocas semanas. La medicina entonces era la que era, fue fulminante, y a mi madre no le quedó más remedio que dejar la escuela y empezar a trabajar para ayudar a su madre, mi abuela. Había que pagar un entierro y había que comer todos los días.
Desde entonces, según me contaba, en su vida han habido multitud de periodos buenos, malos y desastrosos, pero como decía al principio, en la mayoría de los casos esos periodos duraban 7 años.
¿Y por qué te cuento esto? He procurado recordar los últimos años de mi vida y ¡oh, sorpresa! Mi vida también consta de ciclos importantes en los que han transcurrido 7 años:
1972 - Nacimiento.
1981 - A mis 9 años, la familia se muda de Ibiza a Madrid.
1988 - La familia se muda de Madrid a Canarias (Tenerife)
1995 - Dejo los estudios e ingreso en la Mili. Al terminar, me pongo a trabajar.
2002 - Monto mi propia empresa y dejo un trabajo fijo con buen sueldo.
2009 - La empresa se va a pique, me arruino completamente.
2016 - Fallece mi padre a causa de un cáncer.
2023 - Doy un vuelco a mi vida. De estar en el hoyo, a ver la vida con ilusión.
En efecto. Excepto el primer periodo que fueron 9 años, los demás han sido de 7 años. Te aseguro que todos y cada uno de esos años tuve que pasar por cambios muy duros, mi vida daba un vuelco de 180 grados y vivía experiencias que a buen seguro han forjado mi carácter y mi persona a lo que soy hoy en día.
De 2009 a 2018 no me ha ocurrido nada bueno. Me estremezco al pensarlo. Son muchos años, y me han ocurrido cosas devastadoras (fallecimiento de mi padre, de mi perra Nuba, final de una relación de más de 20 años) pero bueno, nadie dijo que la vida iba a ser fácil.
Las consecuencias de tantos años malos es que a mediados de 2022 acabé pesando 112 kilos, físicamente estaba hecho un cromo y mi médico me advirió de que muy probablemente iba a tener que medicarme por problemas de tensión alta si no me empezaba a mover y a hacer ejercicio todos los días.
La felicidad en tiempos convulsos
Dicen que de las malas experiencias se sacan siempre aprendizajes. A estas alturas de la vida no tengo ninguna duda de que así es. A pesar de haber pasado por vivencias muy duras en los últimos años, siempre ha habido lugar para la felicidad. Porque si, yo me considero una persona feliz en términos generales.
Yo no creo en la felicidad como un objetivo a conseguir. Para mi la felicidad está en disfrutar de todas esas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena. Una sonrisa, un gesto, compartir buenos momentos con las personas que quieres, descubrir una canción, una mirada de amor de tu mascota, abrazar y que te abracen… La felicidad son pequeños momentos. La felicidad es vivir experiencias, aprender de la vida.
Convertir lo pequeño en algo extraordinario nos hace felices. Vivir el momento presente, sea cual sea, como si fuera la primera vez, es una de las cosas que más me han ayudado desde que decidí darle un vuelco a mi vida. Es algo que aconsejo a todos siempre, sobre todo cuando se están viviendo épocas complicadas.
Esta carta la he escrito escuchando en bucle la canción Lucky Man del gran Richard Ashcroft (The Verve). Viene que ni pintada. Habla del hombre con suerte, de un cambio en su libertad, de la felicidad que viene y va, de las curvas que tiene que girar y de todo el amor que tiene en su mente…
Lo que he aprendido
Mi cambio de mentalidad, vivir más el presente, dejar de preocuparme por cosas que no están bajo mi control y disfrutar más de las experiencias que vivo, está haciendo posible que desde principios de 2023 haya ido remontando y sacudiéndome todo lo negativo que había a mi alrededor.
Ahora peso 86 kilos. Hago deporte todos los días. Mi tensión se ha regulado, luego de momento no voy a tener que tomarme la dichosa pastilla. Tengo ganas de comerme el mundo y no me duele nada.
Todas las cosas que me están pasando están siendo muy positivas, están ocurriendo por decisiones mías, bien meditadas, bien pensadas, analizadas y poniéndome a mí en el centro de todas las cosas.
Lo que digo en el último párrafo no es baladí. Ponerme a mí en el centro de todas las cosas puede sonar algo muy egoísta, pero te puedo asegurar que es un antes y un después en mi vida y en cómo tomo mis decisiones. No se trata de ser un insensible y de actuar sin importarte los demás. Más bien se trata de aprender a decir NO a muchas situaciones pensando bien en lo que realmente es bueno para uno mismo.
Antaño, cuando quería hacer algo, pensaba mucho en los demás. Digamos que yo me adaptaba a cosas que no me apetecían del todo por no quedar mal, por el qué dirán. No tenía la “valentía” de decir que no, tenía miedo a perder amistades o a ser el “raro” del grupo. Cosas que ahora me hacen ruborizar y darme cuenta lo equivocado que estaba.
Lo que he aprendido es que la vida es maravillosa. Que si no me apetece hacer algo lo digo. Que si no me apetece llamar a alguien por compromiso, no lo hago. Que si mi madre me dice que he de llamar a Fulanito o Menganito porque es su cumpleaños, le digo que no, que él no me llama a mi nunca, y que por tanto yo no tengo que llamar a nadie. En fin, ese tipo de “obligaciones” que creemos que tenemos, pero que en realidad no tenemos.
Evidentemente esto me ha granjeado algún que otro rifirrafe y malestar en familiares y/o amigos, pero también he aprendido a solventarlos. Soy extremadamente educado y respetuoso cuando digo que no a algo. Argumento mis decisiones. Y si aún así se molestan, les traslado mi pesar y les digo que el Jaime de antaño ya no existe. El Jaime que ellos conocían murió el 30 de diciembre de 2022.
Moraleja
La vida te da muchas hostias —y las que vendrán—. Pero tú tienes que hacer que tu vida sea maravillosa. Nadie va a hacerlo por ti. Tienes que ser egoista para ser plenamente feliz y poder hacer felices a los que te rodean. Porque si tú no eres feliz, nadie a tu alrededor lo será nunca.
Gracias por leerme.
Gracias por estar. ❤️
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Me acabo de poner a escribir, para hacer una lista de los cambios en mi vida. Y se mueven entre los 7 y 9 años. Más de lo segundo. Me ha encantado leer tu progresión en la vida, creo que estamos en un momento de la nuestra vida, en que poder tener algunas elecciones, a pesar de molestar a otros, es un logro. La pandemia me dio muchas cosas buenas, entre ellas comenzar a leer de nuevo. Felicidades por tu escritos