Cambio de año sin convencionalismos
Más allá del firmamento: Una mirada introspectiva al 2024
Quiero empezar deseándote un año 2025 lleno de oportunidades y aprendizajes. Este 1 de enero, como marca la tradición, es un momento perfecto para reflexionar sobre lo que nos dejó el 2024. Espero que este tiempo haya sido para ti tan enriquecedor como lo fue para mí, un periodo lleno de logros, aprendizajes y experiencias que hayan marcado tu trayectoria personal y profesional. Claro está que no habrán faltado los momentos difíciles, pero son precisamente ellos los que nos ofrecen las lecciones más valiosas y nos ayudan a encontrar equilibrio en medio de la incertidumbre. Al menos espero y deseo que tu balance haya sido más positivo que negativo.
También quiero aprovechar esta carta para agradecerte profundamente el formar parte de esta comunidad. Tu participación y apoyo constante dan vida a este proyecto, y aunque quizás no lo percibas directamente, tu presencia y comentarios son esenciales para mantener esta conexión que tanto valoro. Por eso, quiero que sepas cuánto aprecio tu compañía en este camino.
Son las 13:25. Hoy, el primer día del año, escribo después de despertar de una noche diferente a las usuales. Me he levantado tarde porque me acosté muy tarde. Decidí no seguir las tradiciones típicas del cambio de año: ni uvas, ni reuniones familiares, ni fiestas. En su lugar, opté por subir al Parque Nacional del Teide, bajo un cielo estrellado que invitaba a la introspección. Fue una noche de calma y reflexión que me permitió cerrar el 2024 con serenidad y dar la bienvenida al 2025 con una renovada perspectiva.
El Parque Nacional del Teide, hogar del volcán más alto de España con 3.715 metros sobre el nivel del mar, ofrece paisajes que inspiran a cualquier persona que lo visite, y aún siendo de noche. Aunque no alcancé la cima —por razones obvias de fecha y horario—, me dirigí al Llano de Ucanca, una planicie conocida por sus vistas incomparables del firmamento. Allí, sobre el mar de nubes, me sentí diminuto ante la inmensidad del universo, una sensación que siempre me invita a cuestionar y comprender mejor nuestro lugar en el cosmos.
Salí de casa a eso de las 22:00 horas y puse el teléfono en modo avión. El trayecto hacia el Teide durante la noche adquirió un aire casi literario. Según iba ascendiendo iba pensando en cómo lo escribiría al día siguiente: «La carretera serpentea entre la oscuridad, mientras las luces de las poblaciones desaparecen cediendo protagonismo al espectáculo estelar. A medida que asciendo, el silencio se hace más profundo, creando un ambiente propicio para la contemplación. Más que un simple viaje, es una experiencia transformadora que me lleva, espero, a un espacio de conexión interior.»
La música también me acompañó. Puse este tema en bucle, al llegar al Parque:
Al llegar a los 2.200 metros de altitud en el Llano de Ucanca, el frío era intenso, pero estimulante. El cielo despejado parecía una ventana infinita al universo, y las estrellas brillaban con una intensidad que difícilmente se percibe en entornos urbanos. Bajo esa bóveda celeste, el tiempo se detuvo, disolviendo así mis preocupaciones del pasado y las expectativas del futuro. Solo existía el presente, acompañado por el murmullo del viento, que me susurraba historias e ideas para relatos que, quizá, algún día me atreva a escribir.
Aunque la temperatura bajó hasta los 2 grados centígrados, el frío no logró alterar la belleza del momento. Desde el interior de mi coche, con la calefacción del asiento encendida, observé el cielo a través del techo panorámico de cristal, reflexionando sobre lo que el 2024 había significado para mí.
Entre los momentos más significativos del año pasado que pasaron por mi cabeza no podía faltar mi incursión en esta plataforma, en Substack, que me brinda un espacio para compartir mis textos y experiencias y me conecta con otros creadores. Este proyecto no solo me permite expresarme, sino también aprender de quienes me leen y comentan, creando un intercambio valioso de ideas. Ya solo por esto, el 2024 será un año remarcable.
Otro descubrimiento clave del año fue reconocerme como Persona Altamente Sensible (PAS), gracias a un post de
, algo que no había considerado hasta entonces. Gracias de nuevo Clara 😉.Este autoconocimiento me ayudó a entenderme mejor, a aceptar mi sensibilidad como una fortaleza y a afrontar los desafíos con mayor claridad y confianza. Este proceso de introspección fue, sin duda, uno de los regalos más importantes que me dejó el año. Puedo decir, con la cabeza bien alta, que soy una persona bien distinta ahora, respecto de la de comienzos de año. Un cambio para bien.
En septiembre también hubo cambio de trabajo. Acepté un trabajo nuevo sin dejar del todo el antiguo, lo que se traduce en que ahora tengo 2 trabajos. Esto me quita mucho tiempo a nivel personal, pero entiendo que es algo por lo que debo pasar y experimentar, para ver lo que puede aportar. Todavía estoy viendo si me adapto bien… imagino que me llevará unos meses más. Este cambio en realidad es «el reto» del año. Siempre hay que afrontar retos, es parte de la vida.
El 2024 también afianzó en mí una lección fundamental: el cambio es inevitable y necesario. Aferrarse al pasado nos estanca, mientras que abrazar la transformación nos impulsa a crecer. Cada etapa de la vida trae consigo desafíos y aprendizajes, y es nuestra disposición para adaptarnos lo que determina cómo evolucionamos. Yo lo tengo claro: el cambio, aunque a veces desafiante, es un motor esencial para el crecimiento personal y profesional.
Partí el año a 2.200 metros de altura. Sólo, con música y mirando a las estrellas. Sin ruidos, sin fuegos artificiales, sin gritos de júbilo. Fue un cambio de año estupendo. También pude ver 2 estrellas fugaces —y sí, pedí mis dos deseos, por supuesto— que el firmamento tuvo a bien regalarme.
Finalmente, llegué de nuevo a casa a las 4 de la mañana, pero la experiencia mereció mucho la pena. A veces hacer cosas diferentes a lo convencional o a lo socialmente impuesto, de las que no sabes cual será el desenlace, salir de la llamada «zona de confort», trae consigo experiencias muy gratificantes.
Ahora tengo que preparar mi contestación para los incrédulos. Tendré que explicar, a quien me lo pregunte —y te aseguro que me preguntarán— de la mejor manera que sepa el porqué decidí irme solo a esas alturas a partir el año, y no hacerlo como hace la mayoría…
Pero esa es otra historia… 😉
Gracias por leerme.
Gracias por estar. ❤️
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Veo un año con mucho crecimiento, logros y sobretodo de introspección.
Me encanta tu decisión de terminar el año a tu manera, yo el año pasado lo hice así, las dos noches decidí pasarlas sola, tranquila y respetándome. Te aseguro que fue bueno y necesario salir de las imposiciones para simplemente aparentar que todo está bien. Este año he aceptado lo tradicional por mis hijas y mi madre, ya que en menos de quince días cojo el timón de vida bien fuerte y me voy a vivir donde yo quiero vivir por primera vez en mi vida. Pero eso es otra historia 😉jajajaja
Mis mejores deseos para ti siempre. 🤗😊
¡Mis mejores deseos para este año y los que vengan! ❤️ Te felicito por haber pasado el inicio de año a tu manera. Una forma de cuidarse como PAS es hacer cosas que sienten bien a tu sistema nervioso. La soledad escogida es un bálsamo para nuestros sistemas nerviosos. ¡Toda una experiencia, seguro!😊